¡Hola! Soy Águeda Rodríguez, una cacereña afincada en Málaga. Fisioterapeuta desde hace más de 10 años y experta en fisioyoga.
Desde pequeña, mis padres me han inculcado la importancia de llevar una vida sana. Así que he practicado y competido en natación, atletismo y triatlón, algo que me ha ayudado a ver el movimiento como parte de mi vida. Ahora se lo he podido devolver enseñándoles la práctica de fisioyoga.
He tenido la fortuna de estar rodeada de grandes entrenadores como Raúl Martín o Lola Rodríguez, cuyos valores de constancia y ayuda en equipo aplico en mis clases de fisioyoga.
Desde que acabé la carrera, he podido trabajar en distintos centros de fisioterapia, centros de mayores, asociaciones y clubes deportivos tanto de Extremadura como de Andalucía. Experiencias que me han enriquecido como persona y profesional.
Empecé hace 9 años probando el Hatha yoga y a medida que mi práctica avanzaba he aprendido junto a grandes maestros como Jose María Vigar y Asunción Ruiz de yoga Iyengar, así como la formación de fisioyoga nivel básico e intermedio impartido por Carolina Peña.
Desde hace varios años veo la fisioterapia y el yoga como un estilo de vida, en el que no sólo se trate dolencias físicas sino que la persona sea escuchada a todos los niveles y aprenda recursos para gestionar su día a día sin dolores.
¡Hola! Soy Alejandra, Álex o Ale para mi familia y gente cercana, graduada en fisioterapia desde el 2016 y eterna aprendiz.
Unos años antes de terminar la carrera, el deporte entró en mi vida para “revolucionarla”, hasta que terminé en un box de crossfit. De manera casual, el yoga llegó silenciosamente y de una manera poco usual hacia mi, para ser consciente de la poca consciencia que tenía sobre mi cuerpo. Eso me ayudó a observar que era algo demasiado habitual, tanto en las personas que veía practicar crossfit como en aquellas que acudían a consulta.
No fue hasta que empecé la formación de Fisioyoga con Carolina Peña que conseguí ir dominando mi cuerpo. Comprender qué me pasaba y porqué no avanzaba como se suponía hizo despertar en mi inquietudes para mejorar mi forma de moverme, evitar lesiones y escuchar más a mi cuerpo, mejorando notablemente mi salud. La mejora fue abismal.
Eso hizo que no pudiera entender la fisioterapia sin el movimiento y que naciera en mi la necesidad de ayudar a los pacientes a comprender su cuerpo y a que lo mimen, sin olvidar su mente.
¡NAMASTÉ!
¿QUIERES CONOCER NUESTRO DÍA A DÍA? ¡SÍGUENOS EN LAS REDES SOCIALES!